El 70% del planeta Tierra esta cubierta por agua.
Varios cuerpos con vida estamos formados por 70% de agua.
Alguna vez sentí el mar dentro de mi cuerpo.
Fue cuando mi vientre se fue llenando de agua durante la metamorfosis de gestación.
Un microorganismo me habitó para evolucionar y yo viví una transformación al mismo tiempo. La vida se empieza siendo invisible; también hay infinidad de materia viva no-visible. Como los gases, este universo, fuego, diátomos y plánkton. El mar es quien nos une. Coexistimos intercambiando energía que hace al mundo seguir en movimiento.
Mientras haya agua.
Aunque el mar no sea humana, sus características tangibles cambian a distancia, como la raza. Su lenguaje, composición y dinámica son diferentes, de acuerdo a las detonantes de cada punto geográfico. Este conjunto vivo, experiencia que la transformación natural, artificial, predecible ó inesperada es imparable como un tejido celular.
En la humanidad, la circulación suele bloquearse y así parar ó dirigir cuerpos durante su desplazamiento. Se acostumbra mutar el flujo que es necesario para individuos, animales, insectos, comunidades, tierra y costas. Involuntariamente, el mar es partícipe de la división de territorios, incluso a veces intervenida junto con el viento. Como la litoral en playas de Tijuana, su arena es agujerada por pilotes de metal formando hoyos profundos permanentes. Este espacio es intervenido para lograr una inconsciente segregación de especies humanas en forma de naciones.
El mar une continentes y los países nos dividen, la frontera no solo separa humanos, también especies. Hay tecnologías que nos permiten descubrir más al mar, e interactuar con la materia de distintas dimensiones que lo componen. Con la finalidad de entender el intercambio energético entre el mundo acuático con el terrestre. Usualmente, resulta que nuestra función es efectiva en conjunto.
Para reafirmar que la vida invisible es parte del ambiente, analicé a nivel microscópico gotas de agua y materia abstraídas de playas de Tijuana. Pensé en imitar la metamorfosis que sucedía en mi vientre, entonces mantuve agua en un frasco oscuro por 9 días. En contraste, expuse gotas del mar al aire, evaporándose por 9 días. Con estos simples procesos de intervención humana se reprodujeron especies, se observaron su interacción con flora acuática y se grabaron códigos de sal. Estos pedazos del mar revelan que en conjunto somos una realidad más que humana.
Anoche en Playas de Tijuana
instalación de video 2:11 min y serie de fotomicrografías
Tijuana, Baja California. México
2017